Normalmente, el sistema inmunológico se encarga de combatir a los virus, bacteria o cualquier otro organismo infeccioso que amenace su salud. Pero si ocurre una falla, el mismo sistema que ha sido diseñado para protegerle, puede también volverse en su contra.
Cuando el sistema inmunológico no marcha adecuadamente, no puede distinguir a las células propias de las ajenas. En vez de luchar contra antígenos externos, las células del sistema inmunológico o los anticuerpos que producen, pueden ir en contra de sus propias células y tejidos por error.
A este proceso se le conoce como autoinmunidad, y los componentes involucrados en la ofensiva se llaman linfocitos autorreactivos o autoanticuerpos. Esta respuesta errónea del sistema inmunológico contribuye a varias enfermedades autoinmunes.
Infección y enfermedad
La infección surge cuando un patógeno invade las células del cuerpo y se reproduce. Por lo general, la infección conducirá a una respuesta inmunológica, si ésta es rápida y eficaz, la infección quedará eliminada o contenida con tal rapidez que no se producirá la enfermedad.
Algunas veces la infección conduce a la enfermedad; ésta puede surgir cuando la inmunidad es baja o está dañada, cuando la virulencia del patógeno (su capacidad de dañar las células del huésped) es alta, y cuando la cantidad de patógenos en el cuerpo es muy grande.
Dependiendo de la enfermedad infecciosa, los síntomas pueden variar considerablemente. La fiebre es una respuesta usual a la infección: una temperatura del cuerpo más elevada puede intensificar la respuesta inmunológica y generar un ambiente hostil para los patógenos. La inflamación ocasionada por un aumento en el fluido del área infectada es un signo de que los glóbulos blancos atacan y liberan sustancias que tienen que ver con la respuesta inmunológica.
La vacunación trabaja para estimular una respuesta inmunológica específica que generará otras respuestas determinadas para que las células B y T actúen contra cierto patógeno.
Después de la vacunación, o de la infección natural, las células con memoria a largo plazo persisten en el cuerpo, y pueden conducir a respuestas más rápidas y eficaces en caso de que el cuerpo se encuentre de nuevo con el patógeno.
La vacunación trabaja para estimular una respuesta inmunológica específica que generará células B y T con una memoria determinada para actuar contra cierto patógeno. Estas células con memoria persisten en el cuerpo, y pueden conducir a respuestas más rápidas y eficaces en caso de que el cuerpo se encuentre de nuevo con el patógeno.
Enfermedades Autoinmunes
Los trastornos del sistema inmunológico se clasifican en cuatro categorías principales:
1. Trastornos de inmunodeficiencia (primarios o adquiridos)
2.Trastornos autoinmunitarios (el sistema inmunológico del cuerpo ataca su propio tejido como si fuera una sustancia extraña)
3.Trastornos alérgicos (el sistema inmunológico reacciona exageradamente ante un antígeno)
4.Cáncer del sistema inmunológico
Hay muchos ejemplos de enfermedades autoinmunes, tales como el lupus, la miositis y la artritis reumatoide.
Hay muchos ejemplos de enfermedades autoinmunes, tales como el lupus, la miositis y la artritis reumatoide.
Como ejemplo, en el caso de la artritis reumatoide (AR), el sistema inmunológico está hiperactivo. Los linfocitos se aglomeran en la membrana que cubre las articulaciones afectadas, conduciendo a la inflamación (hinchazón) que contribuye al daño del cartílago y hueso.
Además, la mayoría de los pacientes con AR también tienen un autoanticuerpo llamado factor reumatoide.
Los mensajeros químicos entre las células, llamados citocinas, juegan un papel clave en la inflamación y el daño al cartílago y hueso que ocurre en la AR. Una citocina llamada factor de necrosis tumoral (FNT) y la interleucina-1 (IL-1) contribuyen al dolor y la hinchazón que ocurre en las articulaciones inflamadas.
Trastornos de inmunodeficiencia
Las inmunodeficiencias se producen cuando una parte del sistema inmunológico no está presente o no funciona adecuadamente. A veces, una persona nace con inmunodeficiencia (inmunodeficiencias primarias), aunque puede que los síntomas del trastorno recién se manifiesten en etapas posteriores de la vida. Las inmunodeficiencias también se pueden adquirir a través de una infección o pueden ser producto de medicamentos (en algunos casos se denominan “inmunodeficiencias secundarias”).
Las inmunodeficiencias pueden afectar a los linfocitos B, los linfocitos T o los fagocitos. Algunos ejemplos de inmunodeficiencias primarias que pueden afectar a los niños y los adolescentes son:
Deficiencia de los anticuerpos IgA. Es el trastorno de inmunodeficiencia más común. La IgA es un tipo de inmunoglobulina que se encuentra principalmente en la saliva y en otros líquidos corporales y que ayuda a proteger las entradas al cuerpo. La deficiencia de IgA es un trastorno en el que el cuerpo no produce suficientes anticuerpos IgA. Las personas con deficiencia de IgA son más propensas a tener alergias o resfriados y otras infecciones respiratorias, pero, en general, la enfermedad no es grave.
Inmunodeficiencia combinada grave (IDCG), que también se conoce como la “enfermedad del niño burbuja”, por un niño de Texas con IDCG que vivía en una burbuja de plástico sin gérmenes. La IDCG es un trastorno del sistema inmunológico que se produce por la ausencia de linfocitos B y T, lo cual casi imposibilita la lucha contra las infecciones.
Síndrome de DiGeorge (displasia tímica). Se trata de una anomalía congénita que se caracteriza por la ausencia de la glándula del timo al nacer. Es un ejemplo de enfermedad primaria de los linfocitos T. La glándula del timo es donde normalmente se desarrollan los linfocitos T.
Síndrome de Chediak-Higashi y enfermedad granulomatosa crónica. Ambos trastornos implican la incapacidad de los neutrófilos de funcionar normalmente como fagocitos.
Las inmunodeficiencias adquiridas (o secundarias) generalmente se producen después de una enfermedad, aunque también pueden ser el resultado de la desnutrición, las quemaduras u otros problemas médicos. Algunos medicamentos también pueden ocasionar problemas en el funcionamiento del sistema inmunológico.
Las inmunodeficiencias adquiridas (secundarias) incluyen:
Infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana)/SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Se trata de una enfermedad que destruye el sistema inmunológico de forma lenta y constante. Se produce por el VIH, un virus que extermina determinados tipos de linfocitos llamados células T cooperadoras. Sin las células T cooperadoras, el sistema inmunológico no puede defender al cuerpo de organismos que en circunstancias normales son inofensivos, lo cual puede producir infecciones que representan una amenaza para la vida en personas con SIDA. Los recién nacidos pueden adquirir la infección por VIH mientras se encuentran en el útero de sus madres, durante el proceso de parto o durante el amamantamiento. Las personas pueden contraer la infección por VIH al tener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada, compartir agujas contaminadas durante el consumo de drogas o esteroides, o realizarse tatuajes.
Inmunodeficiencias provocadas por medicamentos. Algunos medicamentos son inmunodepresores. Una de las desventajas del tratamiento de quimioterapia contra el cáncer, por ejemplo, es que no sólo ataca a las células cancerosas sino a otras células saludables de crecimiento rápido, lo cual incluye las células de la médula ósea y otras partes del sistema inmunológico. Además, es posible que las personas con trastornos autoinmunitarios o que hayan recibido un trasplante de órganos necesiten tomar medicamentos inmunodepresores, que también pueden reducir la capacidad del sistema inmunológico de combatir las infecciones y pueden causar inmunodeficiencia secundaria.
Trastornos autoinmunitarios
En los trastornos autoinmunitarios, el sistema inmunológico ataca por error a los tejidos y órganos saludables del cuerpo como si fueran invasores externos. Las enfermedades autoinmunitarias incluyen:
Lupus. Se trata de una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación y el dolor de músculos y articulaciones (la respuesta inmune anormal también puede incluir ataques a los riñones y otros órganos).
Artritis reumatoidea juvenil. Es una enfermedad en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca a determinadas partes del cuerpo (como las articulaciones de la rodilla, las manos y los pies) porque las considera tejido extraño.
Esclerodermia. Se trata de una enfermedad autoinmunitaria crónica que puede producir la inflamación y el deterioro de la piel, las articulaciones y los órganos internos.
Espondilitis anquilosante. Es una enfermedad que produce la inflamación de la columna vertebral y las articulaciones, lo cual provoca rigidez y dolor.
Dermatomiositis juvenil. Es un trastorno que se caracteriza por la inflamación y el deterioro de la piel y los músculos.
Trastornos alérgicos
Los trastornos alérgicos se producen cuando el sistema inmunológico reacciona exageradamente ante la exposición a los antígenos del entorno. Las sustancias que provocan dichos ataques se llaman alérgenos. La respuesta inmune puede producir síntomas como hinchazón, ojos llorosos y estornudos, e incluso una reacción llamada anafilaxia, que representa una amenaza de vida. Los medicamentos antihistamínicos pueden aliviar la mayor parte de los síntomas.
Los trastornos alérgicos incluyen:
Asma. Se trata de un trastorno respiratorio que puede producir problemas para respirar. Frecuentemente, implica una reacción alérgica por parte de los pulmones. Si los pulmones son extremadamente sensibles a determinados alérgenos (como el polen, el moho, la caspa de los animales o los ácaros del polvo), se puede producir el estrechamiento de las vías respiratorias de los pulmones, lo cual provoca una reducción del flujo de aire y dificulta la respiración.
Eczema. Es una erupción que provoca picazón, también conocida como dermatitis atópica. A pesar de que la dermatitis atópica no necesariamente se produce por una reacción alérgica, se observa más a menudo en niños y adolescentes que tienen alergias, rinitis alérgica o asma, o que tienen antecedentes familiares de estas enfermedades.
Alergias de varios tipos que pueden afectar a niños y adolescentes. Las alergias ambientales (por ejemplo, a los ácaros del polvo), las alergias estacionales (como la rinitis alérgica), las alergias a medicamentos (reacciones a determinados medicamentos o fármacos), las alergias a alimentos (como a los frutos secos) y las alergias a toxinas (como a las picaduras de abeja) son las enfermedades que las personas comúnmente llaman “alergias”.
Cáncer del sistema inmunológico
El cáncer se produce cuando hay un crecimiento descontrolado de células. Esto también puede suceder con las células del sistema inmunológico. El linfoma afecta a los tejidos linfáticos y es uno de los tipos de cáncer infantil más frecuentes. La leucemia, que implica el crecimiento excesivo y anormal de leucocitos, es el tipo de cáncer infantil más común. Con los medicamentos actuales, se pueden curar la mayoría de los casos de ambos tipos de cáncer que se manifiestan en niños y adolescentes.
Nadie sabe qué causa las enfermedades autoinmunes, pero probablemente hay varios factores implicados. Estos pueden incluir virus y factores ambientales, ciertos compuestos químicos y algunos fármacos. Todos ellos pueden dañar o cambiar las células del cuerpo. Las hormonas sexuales pueden tomar parte, porque la mayoría de las enfermedades autoinmunes son más comunes en mujeres que en hombres. La herencia también puede jugar un papel.
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